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Forero Habitual
... por decirlo de algún modo.
Hace tiempo que me estoy fijando en lo que va saliendo al mercado y me preocupa bastante la cuestión de estos seudohíbridos llamados mild hybrid.
Por un lado la cuestión está en el término híbrido que la RAE define de las siguientes formas:
híbrido, da
Del lat. hybrĭda.
1. adj. Dicho de un animal o de un vegetal: Procreado por dos individuos de distinta especie. U. t. c. s.
2. adj. Dicho de una cosa: Que es producto de elementos de distinta naturaleza.
3. adj. Biol. Dicho de un individuo: De padres genéticamente distintos con respecto a un mismo carácter.
4. adj. Mec. Dicho de un motor y, por ext., de un vehículo: Que puede funcionar tanto con combustible como con electricidad. U. t. c. s. m.
Se considera híbridos, en cierto modo, a los vehículos con motor de combustión que pueden funcionar tanto con GNC o GLP como con gasolina. En ese caso estaríamos utilizando el término híbrido en la segunda acepción de la RAE.
Sin embargo, la cuarta acepción de la RAE especifica que un vehículo híbrido funciona tanto con combustible como con electricidad y ahí es donde tenemos el lío montado. Los híbridos convencionales y los mild hybrid cumplen con esa acepción, ambos pueden ser propulsados tanto con combustible como con electricidad, pero la aplicación es muy distinta.
Todos sabemos como funcionan los híbridos convencionales, tenemos dos motores que pueden funcionar de forma independiente para dar tracción a las ruedas según la necesidad de cada momento. Además, existe una batería de cierta capacidad que asegura una autonomía eléctrica que, aunque reducida, representa una ayuda al motor de combustión. Estos vehículos son especialmente eficientes en ciudad.
Por otro lado los mild hybrid funcionan de un modo muy distinto. No hay motor eléctrico como tal, sino que el propio motor de arranque se sobredimensiona para lograr la potencia suficiente como para mover el motor de combustión por su propia cuenta. Además, hay una batería que almacena electricidad para, en determinadas circunstancias, mover el vehículo solo con energía eléctrica. En algunos casos este sistema puede contar con un turbocompresor eléctrico. En estos vehículos el sistema trabaja a un voltaje mucho menor que en los híbridos convencionales: 48 voltios. El mejor hábitat para este tipo de hibridación son las vías rápidas, ya que la ayuda eléctrica permite rodar a vela en algunas circunstancias concretas sin la intervención del motor de combustión.
Así pues, los mild hybrid apenas logran reducir unas décimas el consumo del vehículo, que siempre son bienvenidas, pero en vías urbanas no hay un ahorro significativo dada la naturaleza del sistema y sus limitaciones técnicas. Además, estos sistemas se están montando en vehículos de alta potencia, con consumos y emisiones considerables.
Hecha la ley, hecha la trampa: las pegatinas. El sistema mild hybrid no es que sea malo, es una forma económica de reducir el consumo y las emisiones de los vehículos. El problema es que últimamente las pegatinas de la DGT han cobrado mucha importancia y estas no distinguen entre la naturaleza de los distintos híbridos, de modo que los mild hybrid también disfrutan de las ventajas de la etiqueta ECO. El problema es que podemos encontrar vehículos que por el hecho de ser mild hybrid obtienen la etiqueta ECO pero, sin embargo, tienen consumos y emisiones bastante altos. Son ejemplos de esta situación vehículos como el Mercedes AMG GT de 4 puertas que con el motor 53 y tracción total tiene 435cv, consume 9,1l/100km y emite 209g/km de CO2. No es un ejemplo de ecología pero luce la etiqueta ECO.
Se está hablando de crear una nueva normativa para evitar esta situación, pero aún se desconoce cómo se aplicará. Aquí está mi mayor miedo. Lo lógico sería que se fijaran un consumo o unas emisiones como tope. Sin embargo, cuando fue momento de regular la etiqueta 0 emisiones para los híbridos enchufables no se fijaron para nada en lo que había en el mercado, obligando a la mayoría de fabricantes a retirarlos de la venta para optimizar su autonomía eléctrica y así, conseguir de nuevo la mencionada etiqueta.
Cuando digo que me preocupa es porque la mayoría de los medios aún siguen erre que erre en las pruebas de cualquier híbrido convencional en que en modo eléctrico aguanta muy pocos kilómetros. Hay demasiado desconocimiento sobre esta tecnología por parte de los medios de comunicación y entonces se cometen errores. La problemática se puede dar si la administración decide poner un mínimo de autonomía eléctrica a los coches híbridos convencionales para obtener la etiqueta ECO, que viendo lo que hicieron con los híbridos enchufables, me lo podría esperar. Entonces se podría dar el caso de que híbridos convencionales perdieran la etiqueta ECO.
En resumen, me preocupa lo que pueda hacer la administración para distinguir los híbridos de verdad de los híbridos de mentira porque si actúan con el desconocimiento que han mostrado otras veces, podemos salir todos escaldados.
Hace tiempo que me estoy fijando en lo que va saliendo al mercado y me preocupa bastante la cuestión de estos seudohíbridos llamados mild hybrid.
Por un lado la cuestión está en el término híbrido que la RAE define de las siguientes formas:
híbrido, da
Del lat. hybrĭda.
1. adj. Dicho de un animal o de un vegetal: Procreado por dos individuos de distinta especie. U. t. c. s.
2. adj. Dicho de una cosa: Que es producto de elementos de distinta naturaleza.
3. adj. Biol. Dicho de un individuo: De padres genéticamente distintos con respecto a un mismo carácter.
4. adj. Mec. Dicho de un motor y, por ext., de un vehículo: Que puede funcionar tanto con combustible como con electricidad. U. t. c. s. m.
Se considera híbridos, en cierto modo, a los vehículos con motor de combustión que pueden funcionar tanto con GNC o GLP como con gasolina. En ese caso estaríamos utilizando el término híbrido en la segunda acepción de la RAE.
Sin embargo, la cuarta acepción de la RAE especifica que un vehículo híbrido funciona tanto con combustible como con electricidad y ahí es donde tenemos el lío montado. Los híbridos convencionales y los mild hybrid cumplen con esa acepción, ambos pueden ser propulsados tanto con combustible como con electricidad, pero la aplicación es muy distinta.
Todos sabemos como funcionan los híbridos convencionales, tenemos dos motores que pueden funcionar de forma independiente para dar tracción a las ruedas según la necesidad de cada momento. Además, existe una batería de cierta capacidad que asegura una autonomía eléctrica que, aunque reducida, representa una ayuda al motor de combustión. Estos vehículos son especialmente eficientes en ciudad.
Por otro lado los mild hybrid funcionan de un modo muy distinto. No hay motor eléctrico como tal, sino que el propio motor de arranque se sobredimensiona para lograr la potencia suficiente como para mover el motor de combustión por su propia cuenta. Además, hay una batería que almacena electricidad para, en determinadas circunstancias, mover el vehículo solo con energía eléctrica. En algunos casos este sistema puede contar con un turbocompresor eléctrico. En estos vehículos el sistema trabaja a un voltaje mucho menor que en los híbridos convencionales: 48 voltios. El mejor hábitat para este tipo de hibridación son las vías rápidas, ya que la ayuda eléctrica permite rodar a vela en algunas circunstancias concretas sin la intervención del motor de combustión.
Así pues, los mild hybrid apenas logran reducir unas décimas el consumo del vehículo, que siempre son bienvenidas, pero en vías urbanas no hay un ahorro significativo dada la naturaleza del sistema y sus limitaciones técnicas. Además, estos sistemas se están montando en vehículos de alta potencia, con consumos y emisiones considerables.
Hecha la ley, hecha la trampa: las pegatinas. El sistema mild hybrid no es que sea malo, es una forma económica de reducir el consumo y las emisiones de los vehículos. El problema es que últimamente las pegatinas de la DGT han cobrado mucha importancia y estas no distinguen entre la naturaleza de los distintos híbridos, de modo que los mild hybrid también disfrutan de las ventajas de la etiqueta ECO. El problema es que podemos encontrar vehículos que por el hecho de ser mild hybrid obtienen la etiqueta ECO pero, sin embargo, tienen consumos y emisiones bastante altos. Son ejemplos de esta situación vehículos como el Mercedes AMG GT de 4 puertas que con el motor 53 y tracción total tiene 435cv, consume 9,1l/100km y emite 209g/km de CO2. No es un ejemplo de ecología pero luce la etiqueta ECO.
Se está hablando de crear una nueva normativa para evitar esta situación, pero aún se desconoce cómo se aplicará. Aquí está mi mayor miedo. Lo lógico sería que se fijaran un consumo o unas emisiones como tope. Sin embargo, cuando fue momento de regular la etiqueta 0 emisiones para los híbridos enchufables no se fijaron para nada en lo que había en el mercado, obligando a la mayoría de fabricantes a retirarlos de la venta para optimizar su autonomía eléctrica y así, conseguir de nuevo la mencionada etiqueta.
Cuando digo que me preocupa es porque la mayoría de los medios aún siguen erre que erre en las pruebas de cualquier híbrido convencional en que en modo eléctrico aguanta muy pocos kilómetros. Hay demasiado desconocimiento sobre esta tecnología por parte de los medios de comunicación y entonces se cometen errores. La problemática se puede dar si la administración decide poner un mínimo de autonomía eléctrica a los coches híbridos convencionales para obtener la etiqueta ECO, que viendo lo que hicieron con los híbridos enchufables, me lo podría esperar. Entonces se podría dar el caso de que híbridos convencionales perdieran la etiqueta ECO.
En resumen, me preocupa lo que pueda hacer la administración para distinguir los híbridos de verdad de los híbridos de mentira porque si actúan con el desconocimiento que han mostrado otras veces, podemos salir todos escaldados.