Bueno, tengo que confesar algo. Cuando vamos al extranjero mi mujer y yo, hago que ella sea la conductora y yo el guía (la otra combinación, creedme, es un auténtico desastre, quizás por mi en parte, no me hago y quizás por el otro lado, bueno, no sigo por ahí...).
El caso es que por ahí se ven también muchas rotondas, y tengo un sistema para señalizar por donde hay que salir, más válido para mí, que el de la 2a salida o la 5a salida de la rotonda que ofrece la señorita del GPS. Utilizó el sistema de los pilotos de avión, esto es, la rotonda es un reloj de pared en el que entrás por las 6. Si la salida es a la derecha, digo que salga por las 3, si es de frente, que salga por las 12, y si sale por la izquierda, por las 9. ¿Fácil, no? A veces, la salida es a las 8 o a las 2, si resulta que exactamente no es la salida de los puntos cardinales.
Yo tengo una visión espacial que debe ser distinta, pero a veces este sistema tiene sus fallos, y al final cuando la circulación es alta o la rotonda gigante, debo cambiar el método de modo que me fijo en un coche que haga el mismo recorrido delante y digo que siga a dicho coche. He de decir que mi mujer no mira el gps, que no quiere desviar la mirada, que para eso estoy yo, para guiarla.
A veces también el GPS en el peor momento traza un trayectoria absurda en los cruces. Me ha ocurrido este mismo verano al menos en 6 ocasiones. Digamos que utilizo el Google Maps Online, ya que mi tarifa de roaming da para eso. Y ahí, hay que improvisar. A veces tienes un coche pegado al culo y si le dices a la mujer que tuerza a la izquierda,entre el frenazo y el contrario pegado, he llegado a saltarme ese cruce y buscar otro camino para no asustarla. Siempre con ese miedo de tener que pagar chapa porque por ahí las franquicias de los coches de alquiler superan los 1000 euros.
Aun así, incluso conduciendo por los EE.UU. aquí seguimos y no hemos tenido ningún percance.