No hay que negar que sus marcas más significativas tienen consideración de premium y son artículos muy deseados. Además sólo lo hizo el grupo VAG, no el resto. Esto nos ha venido muy bien para que la gente se conciencia de los problemas que para la salud suponen los gases de escape de los coches.
Y no vamos a parar. Aunque nuestro coche mejora el nivel de contaminación de los otros, sigue siendo contaminante. En una web en donde registro mi kilometraje y consumos, me indica que en mis primeros 11.000 kilómetros he producido más de 1 tonelada de C02, ¡una tonelada! De un gas, ¿cuanto hay que hacer para eso?
Vamos a hacer un curioso ejercicio para comprobar que realmente eso es lo que he producido:
Simplificando, mi consumo medio es 4,7 litros a los 100 km. Supone que he gastado en ese tiempo 517 litros (4,7 * 11000/100), que por la menor densidad de la gasolina pesan unos 400 kg. De esos 400 kilos, al estar formada la gasolina por moléculas de hidrocarburo, hay 1 carbono por cada 2 o 3 hidrógenos, pero el carbono pesa 12 unidades frente a 1 cada hidrógeno. Eliminando los restos de otras moléculas de la gasolina, compuestos de nitrógeno, se puede decir que puede haber 300 kg de Carbono en la gasolina que he repostado desde el comienzo. Combinado con 2 átomos de oxigeno de la atmósfera, la que respiramos, y pesando cada átomo de oxigeno 16 unidades, casi como las 12 del carbono, simplificando, si a los 300 de Carbono le sumamos 350 kg por cada átomo de oxígeno, aproximadamente sale esa tonelada de CO2.
Son necesarios, entonces, los coches eléctricos, siempre que no se limiten a trasladar la huella de carbono a fuera de la ciudad. Es decir, debería ser producida por fuentes renovables no contaminantes.