Claro que lo he leído, y es muy interesante. Particularmente recalcaría el primer punto: "Quiero tener un coche disponible sin tener que andar seis calles hasta donde está aparcado" y "que me ofrezca lo que necesito"
Los coches, su mantenimiento, y la sangría de impuestos, creo que merecen la pena, porque pienso que el coche es uno de los pocos reductos de libertad que nos quedan: al fin y al cabo, la gran contribución del automóvil en este país, como en muchos otros, no ha sido sol el desarrollo tecnológico, sino ademas
LA LIBERTAD Salir de casa a las 3:12 de la madrugada, coger el coche y conducir cuatrocientos kilómetros para dormir en una casa rústica en medio de la nada, sin tener que depender de la disponibilidad de nadie, aguantar las suciedades de nadie, ni pagar precios astronómicos porque he conducido muchos kilómetros o lo he utilizado mucho tiempo.
Ejemplos se me ocurren cientos, por los que sería inviable renunciar al vehículo privado:
- Por ejemplo, mi pareja es minusválida, no puede caminar ni tres manzanas. Necesita llegar a el directamente desde la plaza de garaje.
- En mi empresa, radicada en Almussafes trabajan 14 personas, de las cuales, únicamente tres coinciden en su lugar de residencia (Valencia)
- Esas tres personas tienen horarios dispares, con lo que uno entra a las 8, otro a las 9 y otro cuando le da la gana. Con lo que si compartieran vehículo, tendrían que tener el mismo horario: que ya
no depende de las necesidades de la empresa ni de las necesidades de conciliación de la vida familar, dependería exclusivamente de compartir un coche, con gente que quizá te caiga mal, huela mal, conduzca como un poseso...
Cada vez coches menos contaminantes, sí, uso más responsable, también, pero... matar la gallina de los huevos de oro? En cuanto la gente deje de comprar vehículos porque su coste es inasumible, ya el estado reculará (¿por que el tabaco no se ha prohibido si es tan nocivo y adictivo?). Entre circulación, IVA, matriculación, impuesto municipal, gasolina, multas, ITV... es muchísimo dinero.
Un Ford Fiesta de hace cuarenta años, contamina menos que 50 Ford Fiesta de de hoy. Y quizá, menos que una vaca. Esa es la línea a seguir, pero renunciar al uso privado (aunque esa es la vía que nos intentan vender los burócratas para justificar impuestos, peajes, limitaciones...) ... es renunciar al consumo, al turismo, a la libertad de desplazamientos (si me tengo que atener a unos horarios, a unos emplazamientos fijos, o a la disponibilidad de una tercera persona, no soy libre)...
Bueno... mejor lo dejo aquí que creo que en este tema tengo cuerda para rato, y me vais a tirar del foro...