Tocar la centralita y reprogramarla, entiendo para tocar ajustes de inyección, hablamos de palabras mayores.
Esto, en mi opinión, tiene sentido para coches exclusivamente térmicos o exclusivamente eléctricos, aunque esto último me genera dudas.
Recordar que un coche híbrido como éste, en donde se produce una colaboración entre dos tipos de motores, y que entran cada uno en su momento y en su justa medida, el trabajo de ajuste, tras 20 años de híbridos, ya es muy fino. Intentar romper ese equilibrio en favor de uno de los motores, conseguir más potencia, cambiar momento de activación, se me antoja bastante delicado como para ser abordado.
A pesar de que nuestro coche tiene una estética un tanto agresiva y bonita, no es el coche que debes comprarte si en tu desempeño diario buscas un comportamiento brusco y competitivo. Si realmente piensas así, creo sinceramente que hemos equivocado la compra, pues hay otras marcas que son más propicias para ello.
Sinceramente es algo muy delicado, además de perder la garantía, porque, créeme, desde Toyota saben detectarlo (y corregirlo). Las ventajas no las veo, este es un sistema de dos propulsiones que colaboran, no un coche térmico. Además, si rompes el equilibrio, siempre hay un precio a pagar, ya sea en consumo, en ruido, en desgastes,... En definitiva, salvo que estuviera muy justificado, y cuando digo muy hablo de algo especialmente relevante, los experimentos con gaseosa.